Hoy por fin pude sentarme a ver "Born to be Blue", la película semi-biográfica de Chet Baker. uno de mis trompetistas favoritos. Debo decir antes que nada que sé muy poco de jazz y no escribo esto para demostrar lo contrario, sino para compartir el sentimiento que tuve al final de la película. No es spoiler si les cuento qué pasó al final porque está basada en la vida real jaja, pero si aún así quieren verla sin spoilers, dejen de leer ahora.
En la secuencia final Chet se queda sin metadona y la necesita para salir a tocar probablemente su show más importante en Birdland, frente a un público entre el que se encuentran Miles Davis y Dizzy Gillespie. Su productor sale en busca del medicamento y cuando vuelve, Chet tiene frente a él heroína lista para ser inyectada y ahora la metadona que le consiguió su productor, y debe decidir cuál tomar antes de su show. Siendo un adicto y estando limpio por ya varios meses, cree que su mejor música sale bajo la influencia de la heroína, mientras que los que lo rodean reconocen que la metadona lo ha mantenido en una nueva y buena etapa (y que es mejor que la heroína, obviamente jaja). No vemos qué es lo que toma sino hasta la mitad de su set, pero durante esta tensión de no saber cuál eligió, yo pensaba (muy inocentemente) "por favor, que no haya tomado ninguna. Que se haya dado cuenta de que la música venía de él". Obviamente esperaba un final "de película". Pero como es una película basada en la vida real, ésta termina mostrando que efectivamente eligió la heroína y no sólo eso, sino recayó y siguió siendo un drogadicto el resto de su vida, hasta su muerte en 1988 en Ámsterdam. Sin embargo, mencionan que durante este tiempo hizo su mejor música. Obviamente desconocía la historia de Chet Baker y su final, por lo que me sorprendí y sentí una ligera decepción, pero no por su decisión sino por mi expectativa. A pesar de ser una película, el final no es "de película", sino de "vida real" jaja.
Por eso decidí escribir esto hoy, para recordarme cuántas veces esperamos que la vida suceda como lo haría en una película y cada vez la vida nos demuestra lo contrario y nos recuerda que no hay créditos finales después de un momento feliz, ni un deus ex machina después de cada tragedia. Creo que tengo que aprender a aceptar que la mayoría de las películas no son reales, y dejar de querer vivir una película. Tengo que aceptar y buscar cosas, momentos, personas y sentimientos reales, completos, porque a fin de cuentas, las películas siempre tomarán su inspiración de cosas, momentos, personas y sentimientos reales.
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Gracias por sus ojos, tiempo y comentarios. Esto lo hago con el fin personal de sacar lo que se queda escondido en mi cabeza, así como compartir lo que soy y pienso, mostrándome a través de un medio totalmente ajeno a mí. Espero resuene en alguien más y pueda ser de ayuda de alguna manera.